FLUXUS por influencia directa del dada y la música experimental abandera el espíritu antiarte, intenta cuestionar la institución artística y sus establecidas tradiciones. Fuera de los museos y exposiciones, niega la mercantilización del arte, el rol mesiánico del artista y dependiente del espectador. Irrumpe de manera tajante con la categorización de las disciplinas, actúa libremente entre ellas logrando la hibridación.
Entonces se podría decir que Fluxus propone la desestructuración del modo de producir y comprender el arte, uno más comprometido con el juego y la experimentación. En contra del arte erudito y de sentido profundo, prefiere fusionar la experiencia artística con la vida. Entiende que lo cotidiano puede ser arte, se niega a desvincular las vivencias de la producción, la obra debe tratar temas completamente triviales, ser simple y sin grandes pretensiones. No hay fines ni métodos, tampoco límites entre disciplinas, se habla de un arte no de las artes. Las técnicas y habilidades dejan de importar, el objetivo ahora es divertirse. Lejos está el propósito comercial de su producción, el dinero aprisiona la creatividad.
Los roles se disipan, ya no hay un espectador observador y pasivo tampoco un artista genio creador e individual,
ahora la experiencia artística es anónima y colectiva.
RECORRIDO SONORO
LA PARADOJA FLUXUS
En la Conferencia de Arte Ars Electronica / Sky en Linz, Austria en 1982.
El objetivo que hizo nacer a Fluxus, el romper con todo aquello que condicionara el arte, se ve estropeado por su propia naturaleza, termina por lograr lo contrario a su deseo.
Esto no es extraño ya ha ocurrido con todo movimiento artístico disruptivo como las anti academicistas vanguardias de postguerra. Esa negación al arte tradicional fascina y empieza a tener reconocimiento, a ser valorado como arte por las instituciones, los museos y el mercado.
El ejemplo que traigo para demostrar algunas de esas paradojas es TV CELLO , una acción Fluxus del músico y artista coreano Nam June Paik en colaboración con la violonchelista y artista estadounidense Charlotte Moorman en 1971, aunque han repetido varias de la performance años más tarde como se ve en el video de ejemplo.
Aquí se muestra a Charlotte junto al Tv Cello, una escultura performativa, construida a partir de tres televisores y las piezas características de un cello (cuerdas, clavijas de afinación, arco), invitando al público presente a tocar el instrumento como le surja. La acción colectiva que propone el movimiento solo es posible cuando hay un artista que interviene para poner en escena aquello que se quiere experimentar. Por ende, sin desearlo al artista se le atribuye protagonismo.
Otra paradoja es la incorporación de las piezas de acción Fluxus como obras estáticas en los museos, Tv Cello hoy en día es expuesto en varios museo y galerías del mundo, contradiciendo el fin anti mercado. Además la obra pierde su esencia, ya que esta cobra sentido cuando es parte de la performance.
Fotografía de la pieza Tv Cello en exposición.